
Un recorrido sobre su vida, obra y la invitación que recibió para que sus obras sean expuestas en el Museo y Memorial de Terezín, 60km. al norte de Praga
Escultora y pintora
Hace 72 años, Gertrude Sojka (cuyo nombre artístico es Trude Sojka) llegó al Ecuador con la esperanza de abrazar al único familiar que le quedaba luego del Holocausto, su hermano Walter.
En Ecuador, se convirtió en una artista que utiliza el cemento y materiales reciclados para hacer esculturas y pinturas como escape a todo lo vivido en la II Guerra Mundial. Su arte expresionista europeo se fusionó con motivos andinos y precolombinos, herencia ecuatoriana que le otorga una fuerza impresionante.
La obra de Trude está invitada a ser expuesta en el Museo del Memorial de Terezín en República Checa, su país de origen. Para eso se necesitan alrededor de 20 000 dólares.


VIDA
Antes de la guerra
Una señorita de buena familia
La joven Sojka se vio atraída al arte desde la secundaria, pero esto no era bien visto en una mujer en la Europa de los 1900. Ella intentó cursar una carrera en Economía, pero solo completó un semestre y luego, contra la voluntad de sus padres se inscribió en la facultad de artes.
Durante la guerra
Apresados por los Nazis
El 15 de septiembre de 1935, Hitler presentó las Leyes de Nuremberg con el objetivo de determinar quiénes eran considerados como ciudadanos alemanes y de salvaguardar la sangre y el honor de los alemanes. Esto excluía a los judíos, les retiraba la nacionalidad alemana y los eximía de obtenerla.
Los Sojka eran judíos y alguien los delató.
Un mensaje en la botella
Su hermano Walter estaba en un país llamado Ecuador
Walter había seguido de cerca las noticias sobre Europa, pero no tenía novedad alguna de su familia y sabía que era muy improbable que alguno haya sobrevivido. No obstante, consigue enviar un mensaje por medio de la Cruz Roja e incluir a Trude en la lista de desaparecidos.
Trude encontró este mensaje.
Vida en Ecuador
Una travesía de tres meses desde Estocolmo a Guayaquil
Cuando ella se bajó del barco la esperaba su hermano Walter y junto a él había una cabeza de banano. Trude, impresionada, fue a abrazar la cabeza de banano, una anécdota que Walter jamás se cansaría de contar.
El banano en Europa era un lujo al que muy pocos podían acceder.

En Ecuador era difícil encontrar los materiales con los que Trude Sojka estaba acostumbrada a trabajar, así que decide probar el material con el que trabajaban los albañiles, el cemento.
Preguntó a constructores, químicos, estudió en bibliotecas. Le tomó muchas pruebas llegar a dominar este material. Decidió usarlo porque no estaba satisfecha con la pintura, ella quería relieve.


La obra de Trude Sojka ha sido invitada a ser expuesta en Terezín en marzo de 2019
El Museo y Memorial de Terezín, a 60 kilómetros al norte de Praga, capital de República Checa ofreció un espacio de 60m2 para la exposición de las obras de la artista checo-ecuatoriana.
Otros museos en Berlín, París y Ámsterdam han mostrado interés en el proyecto.


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