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Entre Berlín y Praga

Gertrude Sojka vivió los primero cinco años de su vida en Berlín, ciudad en la que trabajaba su padre por orden de su empleador. La ciudad alemana proveyó una buena primera infancia.

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Cuando su familia decidió regresar a Praga y ella tuvo que ser transferida de escuela se enfrentó a las burlas de sus compañeras por haber nacido en Berlín y por su acento claramente alemán.

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"Sufrí mucho, y, de verdad, nunca imaginé que el motivo de mis lágrimas fuera, con el paso del tiempo, lo que me permitiría recibir un cheque mensual del gobierno alemán, como indemnización por lo que hicieron los nazis con mi familia", dijo a Rodrigo Villacís en el único libro que recoge su vida en detalle.

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De vuelta en Berlín, y con 18 años, la joven Sojka intentó estudiar Economía, pero decidió abandonar la carrera al primer semestre y, sin el permiso de sus padres, se inscribió en la Academia de Bellas Artes de Berlín. Allí aprendió pintura, escultura y cerámica. Sus profesores ven destreza en Sojka e interceden ante sus padres para que siga en la Academia.

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Para Sojka estos fueron los mejores años del primer cuarto de su vida. Ella recordaba a excelentes maestros y fieles compañeros que compartían los mismos sueños que ella.

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La nieta de Trude Sojka, Gabriela Fonseca, habla sobre cómo ella recordaba a su abuela de niña:

Retrato Trude 1.jpg
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