
Una familia de judíos en el Holocausto
En 1935, las Leyes de Núremberg convirtieron a los Sojka, junto con todos los judíos, en ciudadanos de segunda clase. La familia decidió regresar a Praga ante el peligro inminente.
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En la capital checa, Trude conoció a Dezider Schwartz, un funcionario público, y decide casarse con él en 1936, un año después de haberse conocido,
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Walter, hermano de Trude, estaba en América y se sentía preocupado por las noticias que llegan de Europa, pero la familia se sentía confiada en Checoslovaquia y lo tranquilizó
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El 30 de septiembre de 1938, Gran Bretaña y Francia -traicionando su alianza con Checoslovaquia- suscribieron en Acuerdo de Múnich con Alemania e Italia, en el que se aprobó que la región de los Sudetes, parte de Checoslovaquia, sea anexada a Alemania. Los checos no participaron en este acuerdo.
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Entre el 1 y el 10 de octubre Alemania anexionó el territorio de los Sudetes, de mayoría gemánica. Hitler impuso un partido separatista pro-nazi y desató una crisis en Checoslovaquia que se convirtió en "Protectorado de Bohemia y Moravia", y quedó eclipsada por el Tercer Reich.
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El 9 de noviembre de 1938 ocurrió la aciaga "noche de los cristales rotos". Almacenes y hogares judíos fueron violentados y las sinagogas incendiadas. Muchos judíos varones fueron llevados a campos de concentración.
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Esto alertó a la familia Sojka que vivió en Praga en medio de la persecución. Las prohibiciones contra los judíos eran cada vez más fuertes. Se les llegó a prohibir la entrada a los teatros, cines y museos, según recoge Villacís.
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Los Sojka fueron delatados y a principios de 1944 fueron apresados por soldados de las SS y llevados en un camión militar. Trude no recordaba a dónde exactamente. Luego, los metieron en vagones para ganado en un tren por varias horas. En medio de la noche llegaron a Auschwitz.
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"¡Las mujeres a la izquierda, los hombres a la derecha y los viejos y enfermos al camión!"
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Lo último que recordaba Trude de su esposo fue una tímida caricia a su viente antes de seguir las órdenes. Ella estaba embarazada.
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Le cortaron el pelo, la uniformaron y le pusieron el distintivo judío. A partir de ese día ella vio morir mucha gente.
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Por su delgadez, los soldados no notaron que estaba embarazada, de lo contrario la hubieran eliminado de inmediato. Trude dio a luz en Auschwitz a una niña mientras soldados nazis la comparaban con la virgen María y, burlándose, fingían rendirle culto. El cadáver le fue arrancado de sus manos.
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Deshumanizantes días y noches pasaron hasta que 27 de enero de 1945 los soviéticos liberaron Auschwitz. Decía Trude que no había fuerzas ni para celebrar, para ese momento sentía que ya nada importaba y cuando las puertas del campo de concentración se abrieron su cerebro no parecía procesar lo que estaba pasando.
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Cuando logró recuperar fuerzas, Trude Sojka volvió a Praga solo para darse cuenta que su familia había muerto, que su casa había sido saqueada, que sus jardines estaban muertos.
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Trude sobrevivió de las ayudas de los aliados hasta que aparecieron numerosos carteles de familiares fuera de Europa que buscaban a los suyos. Trude encuentra en uno de ellos su nombre.
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